miércoles, noviembre 02, 2005

Mi diario

Empecé un diario casi por compromiso, quería llevar un recuento de mi vida. Más tarde supe que todo escritor de peso llevaba un diario, empujado por mi esnobismo decidí que debía tener uno. Años y años de lecturas me formaron en la creencia de que para ser escritor se requieren tantas cosas que -desistiendo- ya no me considero tal. Escribo, cosas buenas y malas, tengo mis momentos literarios y ya, el mundo que me sobreviva dirá si la sensibilidad que digo tener en verdad era meritoria.
Copio una parte de mi diario porque sí, aunque prevengo que el delirio se va por las ramas y, a veces, se vuelve incomprensible. No hay más razones: imagino cosas, las escribo y -cuando me da la gana- las subo. Sin más.


(19-08-2005)
Leer y hacer leer es resistir.

No es una frase mía pero expresa propiamente mis convicciones. La sociedad perdió el grado cultural que la caracterizó en la década del cincuenta. Hoy malgastamos papel en publicaciones de escaso valor artístico, periodístico y moral. No es que la moralidad me importe mucho pero ni siquiera nos ocupamos de ella. La necesidad de distracciones de la población impulsa al ciudadano a la ignorancia, la desidia. El mutismo mental gana la batalla mediática: hablamos de culos y tetas, y nada más que culos y tetas. El sometimiento se debe a la comodidad que brinda el sistema: el hombre que no cuestiona el entorno, ausente de sentido crítico, cumple a la perfección el papel de engranaje y el sistema no objetará sus pequeños vicios. Después no se quejen si adolescen de instinto de superación, esa necesidad de realizarse como persona (no hablo de la cosa material muchachos, al menos no sólo de ella).
[Acoto: si firman un pacto con el demonio cuando mueran tienen que entregar el alma. No jodan.
Si bien el concepto de mejora continua es netamente capitalista, referido a la sociedad (general) y al individuo (particular) podría utilizarse como un elemento importante de cambio, de perfeccionamiento social. ¿No suena bonito?
[Acoto: el otro día, leyendo un postulado comunista extraje este fragmento; el hombre debe sacrificarse por los ideales del partido, por la futura sociedad socialista. Cumplir el rol establecido para alcanzar un mundo mejor. ¿Qué diferencia ven con la despersonalización capitalista que convierte al hombre en engranaje, en números?
La globalización nos despersonaliza masificando el hambre y la ignorancia. El comunismo hace lo propio matando la individualidad. ¿Que sería del arte sin el individuo? Sería esa cosa horrible que los rusos pretendían imponer. Tuvieron sus momentos pero el resultado no fue... no estuvo a la altura de los artistas proscritos. ¿Qué es el arte sino una construcción egoísta del individuo artista? ¿O es otra cosa y estoy equivocado, equivocadísimo? Saquemos de lado al mercado y esas creaciones artísticas de pretenciosos que pregonan su condición de artistas. ¿Esto es posible? Bueno, en cierto modo ocurre, debido a la aceptación que tienen sus obras. Forman parte de otro establishment: la transgresión. ¿Se dice así?
[Acoto: tal vez vivan del mundillo esnob o quizá hagan arte de verdad: emoción, técnica y esfuerzo concentrados. El hecho es que me resulta tan hueca esa actitud.
La mano que escribe estas líneas podría considerarse anarquista pero se siente impulsada más bien por el inconformismo. Ayer leía sobre un proyecto social que se creyó posible y ni siquiera a eso puedo darle mi consentimiento. Y yo que lo respeto tanto a Alfredo L., ¿cómo puedo creerlo un viejo loco? La ignorancia hirió de muerte su recuerdo. Quedan cosas rescatables todavía, no considero correcto llamarlas valores. Existen aun: humanidad, emoción, fuerza, amistad, amor y la eterna emancipadora de los hombres, la belleza.
La lectura, como movimiento crítico, como factor de iluminación del hombre, encarna un frente de resistencia en peligro de extinción. Hoy, la moda impone el escondite, la evasión mental hacia ficciones fáciles, ridículas, hasta mal escritas.
[Acoto: como la última frase.
¿Por qué?
Desconozco las razones de la impudicia literaria en que vivimos. No la entiendo ni la comparto. Cuando pibe no había mucha guita en casa, todo lo que leía era de la Biblioteca Popular de La Boca. Nunca me hice socio porque alquilábamos, situación que me resultaba vergonzante vaya uno a saber por qué. Libro que agarraba lo leía en un día o dos. Sí enana, de allí proviene esa avidez de lectura que resaltás en mí. Un libro por semana, a veces menos tiempo. Después llegó la guita, me compré una tabla de surf y salí a recorrer el mundo. Viajé y dije:
-El mundo es mío, es de quienes buscan.
Hoy me siento un imbécil. Siempre fue mío, no había necesidad de viajar para encontrar nada excepto a mí mismo. Me quitaron la soberanía sobre mi vida gracias a mi estrechez mental. La regalé, mejor dicho. Recuperarla fue tan fácil como desearlo de veras. A veces se necesitan emociones fuertes, grandes dolores, para comprender que la vida -esa cosa que fluye por las venas y que tan poco valoramos- merece un destino más alto. La felicidad exige huevos.
[Acoto: ya me fui al carajo.
A veces pienso que la gente debe tener problemas con mi forma de escribir, ¿algún problema con mi soberbia? Ah, mejor, sino lo arreglamos afuera del diario este. Retomando, no intuyo el origen de la mediocridad que corroe la literatura contempóranea. Estimo que se debe a que no se publica todo lo que se escribe pero se vende todo lo que se publica y si uno escribe pensando en vender... Imaginen el resultado: mercado, ventas y éxito. Quedan fuera de la ecuación sensibilidad, perfección y forma.
[Acoto: ¿o escriben para vender? ¡No, por dios!
El resumen literario actual se convierte en una escritura famélica de contenidos, torpe en estilo (como la mía) y masivamente volcada al negocio editorial: si una historia conoce el éxito (que asco!), el autor debe extenderla en el tiempo aun en detrimento de la propia obra. Si uno compara esas obras con los maestros, los tipos que se preocupaban por convertir un escrito en algo monumental, termina por preguntar:
¿Existe el lugar dedicado a la obra de arte o sólo nos resta esperar a las reediciones de los grosos de antaño?

1 comentario:

Unknown dijo...

(Me escribo un post a mí mismo)
La verdad que te leo y parece que te las supieras todas. Ambos sabemos -por las mañana frente al espejo- que no sos más que un niño extraviado.
Cordialmente,
Yo.

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