martes, enero 17, 2006

Maldita incógnita

La abolición de todo valor moral -el nihilismo- plantea una pregunta interesante: demolido el por qué estamos aquí, debemos encontrar un eje conductor a nuestras vidas, ¿sí? ¿es necesario? y si la afirmación es correcta, ¿en dónde podríamos buscar?

6 comentarios:

Pablo dijo...

El hecho de buscar el por qué estamos aquí, no es lo que queda abolido con la irrupción de Nietzsche, sino, y como correctamente dice ud, el valor moral religioso. Pero esto en el plano puramente religioso, ya que en el político, por ejemplo, ya había quedado afuera con Maquiavelo.

Con esto quiero decir que lo que se pone en jaque no es el sentido de la vida, sino la moralidad, o más precisamente, qué es la moralidad.

Po otro lao, si quiere buscar algún sentido, le puede preguntar a Mauro Viale...jaja. O al mogólico de Feiman, que saca libros sobre schopenhauer...qué imbécil.

Unknown dijo...

pablo: ¿usted dice que feiman saca libros sobre schopenhauer? ¿usted habla de feiman el de canal nueve? ¿Ése? No sabía que era un estudioso de la filosofía, al menos cuando habla no lo parece.
Cordialmente,
Yo.

P.D: con respecto a Nietzche, bueno, también hace crema el concepto platónico de mundo ideal o suprasensible y, junto con este, el mundo aparente o sensible, el mundo donde vivimos carece de sentido sin su opuesto. Va un poco más allá de cuestionar la moralidad.

Pablo dijo...

La discución con platón es inegable...sin dudas, leyendo a Nietzche (Especialmente "El nacimiento de la tragedia") uno asiste a una platea en el luna Platón Vs Nietzche, pelea por el título. Lo asesina.

Unknown dijo...

pablo: me gustò mucho esa imagen principiana sobre la filosofìa.
Cordialmente,
Yo.

la enmascarada dijo...

El existencialismo termina de demoler la búsqueda de alguna razón de la existencia, de algún motivo por el cual vivir. Sartre diría que no hay ninguno, y que no vale la pena tomarse el trabajo de buscárselo.

Unknown dijo...

enmascarada: ¡ah! pero usted -y Sartre- hablan desde el punto de vista filosófico, esto es, desde la gran búsqueda del gran motivo. Sin embargo él condenó las barbaridades que hacía Francia en Argelia y también era comunista. No hay nadie tan idealista -y tal vez ingenuo- como un comunista.
Pero en parte es cierto, no hay un leiv motiv intrínseco en la vida, uno debe creárselo y defenderlo o mejorarlo, según las posibilidades.
Cordialmente,
Yo.

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