viernes, marzo 09, 2007

Soledad

-Mojado de silencio -dijo.
Nadie iba a creerle, porque el silencio no es agua y tampoco salpica. Y él hablaba del paisaje, como si algún rincón de la Tierra fuese mudo.
-Pero es pegajoso -dijo.
Aunque quise, no supe responder. Hubo algo en su mirada, en su forma de afirmar con la cabeza. Algo que me obligó a retroceder en mi discurso, como si la palabra fuera, en ese instante, el peor error que pudiera cometer hombre alguno.
Nos quedamos mirando la nada, uno junto al otro, pensando en inmensidades diferentes que se perdían en ese cielo encapotado.
Para cuando cayó la primera gota ya no me avergonzaba llorar.

2 comentarios:

Juan Manuel Bruñol Silvani dijo...

Es fácil llorar así viste.
A mi eso de demostrar no me va. Ja.
Porque soy un macho, rudo, entrenado en la milicia. Ja.

Abrazo Rockero

Unknown dijo...

Una máquina mortal de combate, ¿no?
Cordialmente,
Yo.

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