miércoles, junio 28, 2006

El espejo, él y yo

-No, es un problema de posiciones. Ellos no entienden porque vos no querés entenderlos. Si pusieras algo de tu parte tal vez...
Silencio. Había algo que nublaba la visión. No podía precisar qué.
-¿Te parece?
-Claro, el bardo sale de vos, siempre. Es la fórmula perfecta: vos, un grupo, la incomprensión.
-Tenés razón...
Algo inasible como el vapor.
-Yo no veo que el problema sea mío.
El espejo del baño se sobresaltó.
-¿Ah, no?
-No, es otra cosa. Es una relación de poder entre los que saben y los que no.
Una forma etérea que reptaba sobre las paredes. Esa sombra brillante que se acurruca sobre sí misma después de una ducha larga.
-¿Quién defiende a Pekerman?
-Yo.
-¿Entonces?
-Por eso te digo, no saben nada de fóbal.
Otra vez la tibia caricia del vapor en este invierno glacial. Mi baño se lleno de calor mientras el espejo y yo conversábamos sobre el mundial. Cosas que pasan en mis mañanas ortopédicas de malosdormires.

3 comentarios:

Juan Manuel Bruñol Silvani dijo...

Y recién ahora me vengo a enterar porque tardabas en el baño.
Ese espejo siempre se interpuso entre nosotros. ¡Vanidoso!

abrazo de gol

Juan Manuel Bruñol Silvani dijo...

Ah, me olvidé.
Sos groso, sabelo.

abrazo de gol

Unknown dijo...

Comentarios de ex-concubino ofendido los tuyos. Igual te queremos, wilbur.
Cordialmente,
firman: Vero, yo y mis libros.

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