miércoles, septiembre 21, 2005

A una voz y dos mundos.

Humanidad, allá va otro producto de este sueño, de esta vida. Suerte al leerlo, ojalá que se entienda, ojalá que les guste. Estoy momificado con respecto al blog, a no desesperar, que lentamente llegarán sorpresas. Esa frase me trajo recuerdos de programas pedorros. Sin sorpresas, con ganas y con humilde genialidad.

El grito.
"Aire sutil rodea mi humanidad atravesando alturas de tormenta. Nubes grises y húmedas. Apenas respiro en la velocidad. Sobrevuelo un mundo ennegrecido y abandonado a la soledad. No puedo precisar si duermo, me creo extranjero en imaginación y sentimientos. Mi andar es el vuelo de un pájaro absorbido por un torbellino, acumulando en la memoria imágenes de un suelo que se aleja y un cielo que encadena a la ingravidez. Oigo un alarido de alegría, sensación empañada por la ajena certeza de que mi cuerpo y su felicidad no me pertenecen. La risa retumba a través de cielos y tierras donde mi lengua no es bienvenida: hablo de libertad.
Me despabilo durante la intangible caída. La verdad de las ocho de la mañana me asalta con la obligación de los horarios y la rutina de los transportes públicos. Se desvanecen mis plumas y comienzo el descenso y el llanto, humedeciendo una almohada que -a nivel del mar- se vuelve un nexo feliz con el mundo de las tinieblas. He tenido este sueño miles de veces y aún no comprendí la necesidad de rebelión que en él expresa mi alma. Envío un mensaje que, algún día, me cansaré de reiterar: debo desplegar las alas que me hacen volar a través de la fábrica imposible que funciona en mi cabeza, disfrutando de la libertad que me ofrecen los sueños y que, llegado el punto de llorar, se torna inconfesable."
Roberto Eco, Imaginarios.
(no lo choreen porque está registrado)

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