viernes, julio 20, 2007

¿Cómo empezar este final?

No quiero sonar trillado. No quiero decir lo que otros dirán. Mi viejo ídolo se merece un recuerdo diferente, cargado de sonrisas y nostalgia por ese mundo que se nos va yendo.
No puedo explicar lo que siento hoy, nadie lo entendería. Hubo algunos antecedentes que me ataron a él: mi abuelo era un canalla rosarino, predicador fanático del buen fútbol de la academia. Me inculcó la gambeta, destacando la importancia de jugar a la pelota por sobre el resultado, aunque siempre deseáramos ganar. Siempre, siempre...
Así aprendí a sentir la pelota, a tocarla, a desbordar y tirar centros. Aprendí lo que era el fútbol lindo que fanatiza multitudes sin necesidad de balas o puños.
Y también aprendí a seguir al Negro.
Allá por el 95 me hice con una edición usada de El área 18, una de las tantas novelas de Best Hama Seller. Y ya no hubo vuelta atrás. Conseguí sus libros de cuentos, sus novelas y uno de sus libros de Inodoro. Fueron años de risas lacrimógenas, de nudos en la garganta y ojos achinados. Página a página vi en él ese escritor que yo soñaba ser: gracioso, popular e irónico.
Vivíamos con Espina en Montes de Oca, ese depto loco y gigante que alquilamos hace un tiempo, creo que en 2003, y se vino la feria del libro. Busqué el programa en la web, ahí decía: Roberto Fontanarrosa firmará ejemplares en el stand de Ediciones de la Flor el día...
Entonces lo conocí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El Negro escribió consejos

para un suicidio exitoso.

Los he posteado en mi blog.

¡Leélo,que es muy gracioso!


http://robertofontanarrosa.blogspot.com/

Unknown dijo...

Lo he leído, gracias.
Cordialmente,
Yo.

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