En mi calidad de hombre (de hombrecito, más bien) nunca las termin(ar)é de entender. Claro que entender a las mujeres estando, como yo, en la otra orilla de la raza humana, es comparable con ser la ONU tratando de no parecer el hijo bobo de EE.UU.
Desde que era chiquito mi relación con las mujeres es ambigua: Cuando yo las busco, ellas, generalmente, huyen. Cuando ellas me buscan, yo, finalmente, las termino ahuyentando con mi infantilismo.
Ahora que soy menos chiquito mi relación con las mujeres sigue igual.
Intenté varias estrategias para revertir esta situación: Primero, las traté re bien; así me llenaron de cuernos. Después las traté mal; así me llenaron de cachetadas. Finalmente, en un intento desesperado por hacerme el interesante, las dejé de tratar; y así me llené de leche.
A la final, llegué a la conclusión de que todo el asunto es igual que la rayuela: Tenés que tener buen rebote en las piernas y puntería para llegar al cielo.
Pero, así y todo, si la piedrita se te va del tablero... Hay que volver a empezar.
4 comentarios:
pero eso tiene es cuestión de género o simplemente tiene que ver con los vericuetos de las relaciones humanas? que si bien son interesantes, complican nuestras mentes muchas veces. Muchas.
(Igual el equilibrio sería bueno, ando por ahí ahora. peromecuestabastante)
Pues me alegro, caracho, que el subi- baja está bueno pero termina maréandote.
Cordialmente,
Yo.
Excelente. Pienso igual, he hecho el mismo recorrido en el trato con ellas y terminé tal cual. Ahora parado e el medio de la nada miro para todos lados y me pregunto... ¿Cómo será? ¿O será que no será y hay que ser en el momento? ¿Y después que? Ufa. Genial Abrazo
Y después... lo mismo de siempre... improvisar sobre la marcha.
Tnx!
Cordialmente,
Yo.
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