lunes, abril 14, 2008

Ahora que viajo en tren

Me doy cuenta de lo miserables que podemos ser por conseguir un asiento. Incluso, cuando nos disponemos a bajar, nos empujamos unos a otros como vacas queriendo salir del corral. Decí que, por suerte, el martillo de la muerte que nos esperaba no era otro que el aire helado de Retiro.

4 comentarios:

la Dama sol dijo...

vuelva niño, vuelva, que realmente me gusta leerlo. Yo también estoy colgando un poco al mío...
beso
s.

Unknown dijo...

Le agradezco lo' empujoncito'. Cha' gracia'.
Cordialmente,
Yo.

silvia camerotto dijo...

sibila se siente miserable cuando intenta encontrar la puerta. mejor dicho, llegar a la puerta.

Martín dijo...

Ah, claro, eso es parecido a la vuelta de la guerra de Troya.
Cordialmente,
Yo.

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