El Coyote* estaba llegando tarde, así que me senté en un banco de suplentes vacío para ver un partido cualquiera; un equipo jugaba lindo, el otro no.
De repente me di cuenta de que el 11 de los que jugaban lindo no dejaba de mirarme confirmando mi sensación de que, últimamente, doy perfil de futbolista puto. Después de un rato se me acercó y me dijo:
-¿Vos jugaste en la USAL alguna vez, no?
Y cómo jugaba entonces, pensé. Lo miré extrañado sin acordarme de su cara hasta que, después, sí, lo retuve bien; ése era parte del equipo que peor me goleó en la historia de MI fútbol: nos ganaron 9 a 1.
-¿Te acordás que una vez jugaste para nosotros porque nos faltaba gente?
Y claro que me acuerdo, con 8 tipos le hicimos partido a los subcampeones.
-¡Qué partido! ¿Te acordás?
Como si fuera hoy, pensé. Como si estuviera por empezar ahora mismo: Esa horrible camiseta amarilla y verde; Juanma, sin jugar por pecho frío; El gol que metí desde afuera del área.
-Nos vemos en la cancha, un gusto verte después de tanto tiempo...
Lo saludé sonriendo y pensé que si lo cruzo de vuelta por la derecha voy a apuñalarlo con mis botines, como hice cada vez en aquellos años. Pero como es amigo de la casa, lo haré con sumo respeto.
*Coyote Moon, mi equipo de los domingos.
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