Hoy me levanté sintiendo el calor del Sol.
Había figuras en el horizonte, apariciones borrosas. Interrumpieron mi despertar los sonidos de la calle, los aullidos de la ciudad: frenadas, bocinas, gritos y saludos. La urbe comienza su andar cotidiano, rutina que esclaviza almas débiles borrándoles la memoria.
Hoy me levanté escribiendo sobre el futuro, en la mañana, tentando las fuerzas de mi pluma para contrarrestar el utilitarismo.
Salí a la calle en un día lluvioso, pesado, con ganas de volar. Un colectivo pasó pegado a la vereda. Me empapó, obligándome a largarle una puteada, como tributo a un súbito malhumor. Me desperté con ganas de cambiar el mundo, de mejorarlo. Luego del chapuzón me entraron impulsos de asesinato múltiple. Por suerte pasaron, lentamente, dándole de patadas a un buzón.
Bienvenidos a mi mundo, la verdad sea dicha: la injusticia de la no-revolución.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario