Me vestí y salí pa'l trabajo, medio apurado.
En la esquina de casa doblé rápido y choqué a otro peatón. Era un chaval al que se le notaban ganas de puñetazos
Me putió. Le pedí disculpas. Me volvió a putiar.
Entonces le sonreí y seguí caminando.
-No te calentés, pibe -le dije sin detenerme-. Además, arrancar la mañana a trompicones es de giles o borrachos.
Él también sonrió, me hizo fakiu y se fue sin mirar atrás.
2 comentarios:
Vaya manera de empezar el día.
Muá, muá.
Tremendo! Decí que no arrancamos a los puñetazos.
Cordialmente,
Yo.
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