Cuando uno los vivía, esos instantes de risa parecían demasiado efímeros, como si el tiempo fuera también tirano en la felicidad. Luego, cuando uno los recuerda viéndolos estirarse a lo largo de la memoria, se vuelven mansos, como el fluir de un río que nunca termina, provocando sonrisas y lágrimas que no lastiman.
3 comentarios:
¿y cómo se consigue eso che?
Muy cierto, ahora me pregunto...
Con los momentos de tristeza...dolor... pasa justamente a la inversa..? Ojalá ...
bioy: puro huevo y concentración.Y fortuna a gusto.
anónimo: eehhh, mire, yo no sabría decirle. Me gustaría pensar que sí.
Cordialmente,
Yo.
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