A mi vieja no le sienta bien Argentina. Tres veces volvió de las cenizas, perdió todo y lo volvió armar. La última vez tuvo que cruzar el mar, allá por el 2002, y levantar un nuevo sueño en las costas de Málaga.
Hace un año vino a visitarme y, a la vuelta, tuvo que bajar de emergencia en Cabo Verde. Para cuando llegó a su casa la aerolínea en la que viajó había quebrado.
Hace unos días volvió a visitarnos, por trámites y unos asuntillos medicinales: el jueves a la mañana fue al dentista y apareció siete horas después, sin recordar dónde había estado. Terminamos en el Hospital Fernández con un cuadro de Amnesia Global Transitoria.
Decididamente, a mi vieja no le conviene más la Argentina.
2 comentarios:
No se está perdiendo de nada. La Argentina es una madre celosa.
Gran verdad la suya, che.
Cordialmente,
Yo.
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