Y caminan codo a coco, mirándose sienten ser parte de un grupo de intocables.
Uno pasa, con su chica, un gorrito y un banderín medio maraca y lo desafían.
Por eso dejé de ir a la cancha, la gloriosa, la única, la cuna del balompié.
Por eso y esos.
Que lo parió.
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