Soñé que no era yo.
Cada vez que me encontraba con una persona, me veía desde sus ojos y me
escuchaba hablar en un lenguaje gutural, incomprensible.
Me dio miedo y empecé a correr hacia mi casa.
No sé si estaba en la calle o en una especie de laberinto. Todo lo que no fuese gente se veía borroso.
Llegué hasta una puerta azul, enorme, y la abrí con una llave muy chiquita.
Me desperté en la cama, transpirado.
(publicado en minúsculo repositorio universal)
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