Entonces pensé que vivir debía, obligadamente, incluír la sapiencia del olvido.
Lo medité un rato entre cafés y mates y otros tentenpiés de gordifa que ya no entrena y llegué a la conclusión de que sí, pero no: Hay que saber olvidar, pero no pa' borrar sino para no tener tan presente, y además hay que aprender a construir desde ese olvido-recuerdo.
Es decir, la única forma que tengo de amar es desde la certeza-sensación que tuve-tengo de que supe-sabré vivir siendo amado.
¿Se entiende?
2 comentarios:
Olvidar un poco, pero no tanto.
Recordar, para no volver a equivocarnos.
Recordar, para volver a hacer las cosas que nos hacen felices.
La memoria es lo último que se pierde. Con la vejez, digo...
Cordialmente,
Yo.
Publicar un comentario