En
Las helvéticas,
Hugo Pratt juega con la historia del
Priorato de Sión, de
Jesús,
María Magdalena y la
Sangre Real. Parece chiste que un autor infinitamente menor como
Dan Brown, por otra parte, un eximio oportunista, se lleve el crédito de un juego lúdico que no le pertenece.
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