Hubo un tiempo en que fui un pájaro en el mar, y seguí a las olas hasta la
San Concha. Ahora veo gotas patinando la ventana y se me derraman los recuerdos: soy un alma vieja, pienso, desgastada por tanta sal y tanto miedo. Un alma que, a pesar de su edad, todavía piensa en montañas de espuma y ruleros de libertad.
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