No quiero sonar trillado. No quiero decir lo que otros dirán. Mi viejo ídolo se merece un recuerdo diferente, cargado de sonrisas y nostalgia por ese mundo que se nos va yendo.
No puedo explicar lo que siento hoy, nadie lo entendería. Hubo algunos antecedentes que me ataron a él: mi abuelo era un canalla rosarino, predicador fanático del buen fútbol de la academia. Me inculcó la gambeta, destacando la importancia de jugar a la pelota por sobre el resultado, aunque siempre deseáramos ganar. Siempre, siempre...
Así aprendí a sentir la pelota, a tocarla, a desbordar y tirar centros. Aprendí lo que era el fútbol lindo que fanatiza multitudes sin necesidad de balas o puños.
Y también aprendí a seguir al Negro.
Allá por el 95 me hice con una edición usada de El área 18, una de las tantas novelas de Best Hama Seller. Y ya no hubo vuelta atrás. Conseguí sus libros de cuentos, sus novelas y uno de sus libros de Inodoro. Fueron años de risas lacrimógenas, de nudos en la garganta y ojos achinados. Página a página vi en él ese escritor que yo soñaba ser: gracioso, popular e irónico.
Vivíamos con Espina en Montes de Oca, ese depto loco y gigante que alquilamos hace un tiempo, creo que en 2003, y se vino la feria del libro. Busqué el programa en la web, ahí decía: Roberto Fontanarrosa firmará ejemplares en el stand de Ediciones de la Flor el día...
Entonces lo conocí.
2 comentarios:
El Negro escribió consejos
para un suicidio exitoso.
Los he posteado en mi blog.
¡Leélo,que es muy gracioso!
http://robertofontanarrosa.blogspot.com/
Lo he leído, gracias.
Cordialmente,
Yo.
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