Cuando nos equivocamos, nos sentimos pequeños y vulnerables. Por eso terminamos yendo y viniendo entre las situaciones que nos generan miedo. Siempre hacia atrás, siempre avergonzándose. Las esperanzas se acortan y los sueños se vuelven peditos de la imaginación.
La solución radica en expandir nuestra imaginación. Esto es, los gases. Para sentirte vivo, tomá shogur y lar(gás)elos en el ascensor.
¡Entre insultos y apretadas de nariz, vas a ver cómo te confirman todo el poder de tu existencia!
2 comentarios:
Ese cochito es un asqueroso.
Debe andar por el Subte, Línea B, tipo ocho o nueve de la matina.
niñoespina
Muchos Cochitos rondan los transportes públicos.
Cordialmente,
Yo.
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