Hay algo inquietante en la soledad. Algo que recuerda al miedo a la muerte. Uno siente que la sociedad empuja hacia afuera, hacia el margen, con una fuerza despiadada.
Después, el estigma del mea culpa aparece para convencernos de que la soledad, como todo lo malo que nos ocurre, es consecuencia de nuestros errores.
La inquietud se invierte; empezamos a temerle a los otros, y a despreciar la vida.
Mi diario, agosto 29 de 2006
3 comentarios:
Hola!!! te devuelvo la visita, y me uno a tus lectores.
Saludos.
¡Mercí!
(o cómo se escriba)
Cordialmente,
YO.
¿La soledad es el problema?
Creo que el problema es la medida del margen.
Pinchazo!
Nñ
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