11-07-2005
El borde del día aparece sobre el horizonte. Un poco más y caeré hacia el doce.
Escribo desde la agonía de la birome maltratada en noches de insomnio.
Los finales simultáneos lo atemorizan a uno: se consume el día, se extingue la tinta, se acaba la lucidez.
Ya es tarde para salvar la noche o la birome sin matar mi escritura.
Tal vez la política se trate de eso: evitar una entre varias muertes sin preguntarse cuál es la "correcta".
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